LOS HUMANOS INCOMPLETOS

Había una vez, en el Universo, unos seres que vivían por ellos mismos. Eran muy felices, porque cada uno de ellos estaba completo dentro de sí. Existían en el Mundo de las Ideas, donde cada cosa que pensaban, se hacía realidad de inmediato. Y podían hacer eso, porque eran emanaciones del Verbo. Su único trabajo era Crear. Algunos de ellos eran los creadores de las cosas visuales, como paisajes hermosos, montañotas verdes, cielos azules, rosas y violetas y muchas estrellas, algunas fijas y otras fugaces. Otros eran los creadores de las cosas táctiles, como mapaches suavecitos, pasto tierno, lagartijitas lisas y florcitas minúsculas. Otro grupo era el creador de las cosas aromáticas, flores de jazmín, tierra húmeda, cocos, hasta simpáticos zorrillos. Los seres gourmet creaban cosas para saborear, como champiñones, albahaca, papayas y granadas chinas...
Pero el grupo más especial hacía todas las cosas auditivas. Estos eran muy especializados, porque trabajaban para Crear los más bellos sonidos. Les tomó mucho tiempo pensar en los grillos, para hacerlos portátiles, capaces de llevar su bello canto a todas partes. También idearon ritmos maravillosos con las olas del mar, el stacatto continuo de la lluvia y, el más hábil, realizó el arco del viento, para tocar sobre las copas de los árboles.
Pero un día, de pronto, a causa del espíritu aventurero de uno que se llamaba Lucifer, perdieron sus alas, y empezaron a caer... en el camino hacia abajo fueron arrastrados de tal manera por el viento, que todos se partieron en mitades. Y en confuso aterrizaje, se desorganizaron. Las mitades cayeron en diferentes lugares de la tierra. Se dividieron en "hombres" y "mujeres". Y no sabían cómo vivir en el mundo material, así que tuvieron de inmediato qué buscar comida, cómo calentar su nuevo cuerpo, denso, material e imperfecto, cómo cubrirse de la lluvia que ellos mismos habían creado, y que nunca antes los había tocado. Encontraron refugio en las cavernas y, usando su inteligencia, encontraron la forma de hacer algo parecido al Fuego. Entonces supieron que su poderoso sentido de la Creación... estaba perdido para mucho tiempo.
La mayoría olvidó su origen. Pensaron que su historia había comenzado en las cavernas, ¡hasta se creyeron descendientes de los simios! Esta mayoría fue feliz peleándose por la comida, por las hembras y por las mejores cuevas. Todo lo que hacían era por supervivencia. Además, creyeron que estaban en lo cierto. Confiaron tanto en aquella "verdad", que dijeron que las cosas que no se podían ver, simplemente no existían.
Pero unos cuantos... se aferraron a sus recuerdos del pasado. Encontraron cosas que les recordaron el poder de Creación. Y supieron que las cosas materiales estaban sólo disimulando lo importante. Que, si necesitaban comer, era sólo para mantener su cuerpo ágil para aprovechar cualquier oportunidad de Crear. Se convirtieron en lo que ahora llamamos "artistas". Y los que hacían antes las cosas visuales, usaron algunos materiales para tratar de reproducir esos hermosos paisajes. Cuando pintan un cielo lila, los seres materiales gritan: -¡Eso es absurdo, el cielo es azul!".
Aquellos que antes hacían las cosas táctiles, ahora trataban de coser abrigos de piel de mapache, o hacer velas, o tejidos de lana, o cualquier cosa que les recordara su antiguo poder.
Así, los de las cosas olfativas ahora encerraban en frascos mezclas complicadas de flores, pipí de conejo y alcohol, como malas copias de lo que antes sabían hacer. Y los gourmets trataron de mezclar fuego con agua, animales, hierbas y frutas; pero en este mundo, igual que los demás, les fue imposible repetir la mismísima Creación.
Disculpen... estaba olvidando a los que hacían las cosas auditivas. Torpemente intentaron reproducir sonidos con los materiales que otros habían creado en el Principio: piedras, metales, madera, pieles de animales... cualquier cosa que ustedes pudiesen imaginar. Jamás sonó como sus primeras Creaciones. Pero, para este grupo en especial, había mayor posibilidad de éxito, puesto que no se movían totalmente en el mundo material. Sus sonidos alcanzaban otros planos, otras realidades. Tanto ellos como los pocos que recuerdan (aunque sea tantito), son seres especiales. Y algunos de ellos, unos cuantos, recuerdan algo más sobre su origen. Muchos han escrito acerca de "la otra mitad". Algunos intuyen que existe "ese alguien" que todos extrañamos mucho, incluso aunque no lo (o la) hayamos conocido todavía.
Pero si hallar su otra mitad es difícil para los que recuerdan... para los demás es poco menos que imposible. ¿dónde podría estar? ¿en Tanzania, tal vez? ¿Madagascar? ¿Tahití? ¿en su mismo vecindario, pero nunca se han topado? Tal vez algunos le encontraron, y viven felices, sin saber porqué. Solamente creen que sienten "empatía", o que "al fin encontraron la paz".
Camaradas, puedo hablar de esto, porque YO SÉ. Porque antes yo era de los que Creaban sonidos. No soy quien hizo el Arco del Viento... pero yo hice las ranas. Y me tomé mucho tiempo para hacerlas todas diferentes. Hasta pedí a uno de mis compañeros visuales que las coloreara, especialmente en tonos de verde, pero también algunas en rojo, azul, incluso café oscuro y negro. Así, cuando estás escuchándolas cantar, es un placer también mirarlas.
Y, como ustedes, por miles de años he estado triste, incompleta. Tratando de continuar haciendo mis Sonidos, pero sola. Yo sé que extraño algo... o alguien porque siempre he sentido un huequito en el estómago. Como si la parte media de mi cuerpo estuviese vacía. ¿qué les puedo decir? ¿poner anuncios en revistas románticas? ¿contestar anuncios en Internet? Eso no funciona. Cuando la otra mitad deba de llegar... llegará. Atraída por aquellos hilitos luminosos que cruzan el cosmos, y de los cuales las series de luces navideñas y los anuncios neón son sólo pálidas maquetas. Y que, cuando llegue, será porque cada mitad preparó el encuentro con gran detalle. Porque cada parte juntó en sí misma los elementos para lograr ese gran Todo que alguna vez fue. Entonces, y sólo entonces, volveremos a ser aquellos seres que vivían completos, felices y plenos en el
Mundo de las Ideas.

Ana Zarina Palafox Méndez
22 de Diciembre de 2000

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