Aprendiz de todo...
Existe una antigua frase lapidatoria que reza:
“Aprendiz de todo
y oficial de nadaӃsta presupone que el ser humano es apenas capaz de realizar una sola tarea, especializarse en una sola cosa. Se basa en premiar la mediocridad (algo tan socorrido en estos tiempos) y podar cualquier rama adicional que pudiera brotar en una persona.
Es curioso que nuestra cultura (mestiza judeocristiana eurocentrista y de baja autoestima) admire a Leonardo DaVinci, lo califique de “hombre renacentista” porque en el imaginario colectivo el renacimiento era todo u florecer intelectual y artístico y esta misma cultura no pueda reconocer a los neoleonardos que tiene alrededor en el aquí y ahora. ¿Será que necesita pasar un siglo para que se recuerde a las personas en su justa dimensión? Y justo estoy escribiendo esto en el centenario de Violeta Parra.
Entonces hacemos preguntas como:
-¿Qué quieres ser de grande? ¿a qué te vas a dedicar?
Esas frases nos predisponen desde niños a tener un objetivo en la vida… uno solo.
Lamento mucho encontrarme personas con doctorados en humanidades y que no tienen idea de cómo funciona la fuerza de gravedad… o con maestrías en ingeniería pero que no pueden aplicar la física a, por ejemplo, acomodar los platos en la alacena.
La extrema especialización, por un lado, aunada al deterioro del aprendizaje en las masas nos está llevando a ser una especie inútil.
¿Qué tal si empezamos a pensar en fractal? A dejar las actividades de entretenimiento vacío y explorar al Homo faber que también somos, en toda su extensión. Dibujemos, hagamos versos, aprendamos cálculo integral en un audiolibro mientras hacemos máscaras en cartonería y se hornea el pan que amasamos… No sé, cosas que sigan desarrollando todas las áreas del cerebro.
Por lo pronto, si no desean salir de su flojera ni de su zona de confort, al menos no frenen a otros. Entonces ahí les encargo dos cosas básicas:
1. No poden a sus hijos.
2. No lapiden a sus semejantes multitarea.
Ana Zarina Palafox Méndez
Jueves 18 de enero de 2017