Crónicas de fandangos II

Tuvieron que pasar 14 años y seis meses para que lloviera igual que el 30 de Abril de 1989 en Playa Vicente. Víspera de fandango tenía que ser.

En aquella ocasión, acompañados de Tío Chico Ramírez, de su voz y de la jarana de Elías Meléndez, la Bonga y la Guitarra de Benito Jiménez, recibíamos el primer casette grabado por los Parientes. En esta llegó Vero Ramírez, la más reciente nieta de Tío Chico.  

La cita fue ahora con los Molina Zamudio: por parte de los Molina gente negra de trabajo, por parte de las Zamudio gente llana del pueblo, dicharachera y alegre, buena para el fandango y de fácil picardía en la boca. No de balde su Padre es recordado en el pueblo cuando decimos "no mis güevos dijo Zamudio".  

La luna volvío coqueta, escondiéndose entre nubes que amenazaban lluvias, y acompañada de prendedores de estrellas. La tarima lista, la cuerda bien templada. La "Perra" apuntando un siquisirí que razgó la noche y alejó con su encanto los últimos intentos de lluvia. El espíritu de los viejos fandangueros inundó el ambiente y, desde la ocho de la noche, la tarima retumbó en el alma y el ambiente.  

Ahí estaban de nuevo las Zamudio, Yolanda y Margarita peleando con la tarima. Sergio Tadeo con su andar de potro desbocado en la tarima repiqueteo los de pareja. La Bonga, Don Pablito, Pío Molina, Macario Alfonso, José María "El Pariente", Don Negro, Chicolín y Chito, Patricia, Luis y hasta Manolo que llegó desde el DF a reconocerse una vez más como Jarocho.   Me preguntaba la vez anterior ¿cómo platicar un fandango? ¿cómo decirle a alguien lo que se siente que la bailadora apriete el son? ¿cómo contar la chispa eléctrica que corer en la espalda cunado una morena baila un son o te grita cerca de la oreja para animar a los y las bailadoras? ¿qué se puede decir de ver a jóvenes, niños y adultos juntos divirtiéndose hasta las tres de la mañana sin diferencia de edad o de clase social?  

Sigo aun sin comprenderlo y sin poder contestar esas preguntas.

  Por último, una décima compuesta pensando en el Fandango pasado:  

La lluvia lava la cara
de mi pueblo y su sonrisa
es como la blanca brisa
que de la sierra bajara.
La noche se vuelve clara
y estrellas arremolina.
La luna sube a la cima
y el universo se agita
cuando baila Margarita
con Yola y Delia Molina.

Arturo Barradas Benítez
Noviembre 2003

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