LAS LETRAS DEL SON
Al son en México no se le puede dar el tratamiento de "canción". Yo defino al son mexicano como "una estructura rítmico-armónica con una melodía base definida". Esta estructura puede incluir una predefinida modalidad literaria (coplas, seguidillas, octasílabos o no, cómo se repetirán, la posible existencia de un estribillo, etc.). Existen regiones con más rigidez. Pero si hablamos del son jarocho o huasteco, las libertades creativas e interpretativas son enormes. Un son se parece más a una pieza de jazz (tema, armonía base, desarrollo, improvisación) que a una canción. Además es cíclico (un formato de estrofa-interludio que se repetirá un número indefinido de veces, entre la entrada y el fin). Alguna vez, escribiendo sobre el violín tradicional en México para una revista gringa (Fidler´s Magazine), titulé parte de mi artículo como "son doesn´t mean SONG" (son no significa canción).
Personalmente, cuando intento explicar esto a músicos que tocan otros géneros, mi ejemplo favorito es decir que, en un fandango, lo correcto sería "vamos a tocar UNA guacamaya" (frase que además escuché en fandangos, hace años), porque "vamos a tocar LA guacamaya" implicaría que sólo hay una manera de interpretarla. Lo valioso de los sones jarochos y huastecos es su mutabilidad, que les garantiza una actualización constante. Y una manera de entenderlo es escuchar todas las versiones que nos sea posible de un mismo son. En esta particular época, imagino que, quien se acerque al movimiento jaranero en la actualidad (sólo imagino, porque no es mi caso), toma como discografía base la que se ha generado en los últimos años, y, de ella, la que ha tenido una mayor difusión en los medios (Son de Madera, Chuchumbé, etc.). El problema que veo de fondo es que, por la deformación cultural que hemos sufrido a través de esos mismos medios, tendemos a pensar en "top hits". En conceptos como "Bésame mucho de Luis Miguel", sin tener idea del autor original, con falta de memoria histórica, y sin ánimo de buscar más allá. Nos han entrenado a ser pasivos, a recibir sólo el "producto terminado". A pedir "la letra" de una canción, o comprar el Guitarra Fácil y ser un "remedo" del "cantautor" (todos los entrecomillados son ironías mías). En una conversación por internet, expresaba que están "de moda" los "covers" en el Encuentro de Tlacotalpan. Noto que, entre los grupos nuevos, hay una tendencia a aprender "al pie de la letra" los "top hits" de estos grupos "en boga". No estoy criticando la labor de Ramón y Gilberto Gutiérrez, y otros (disculpen que no los mencione a todos) que están creando a partir del son tradicional, dándole un nuevo giro. Quienes me conocen bien, sabrán que le doy un valor especial a gente que es "punta de lanza", por considerar que esta gente la que "lleva de la mano" el desarrollo de la humanidad. Aprecio lo que están haciendo, lo disfruto con toda el alma. Jamás olvidaré la noche de primero de febrero cuando Ramón y Laura estrenaron "el amanecer", con Jake -un negro rastafari impresionante- en la armónica, acompañando un dueto de requintos impactantes, con nuevos versos y novedosas figuras. Fue tal mi emoción que, después de quitarle a un amigo su ron y dar un gran trago "a pico de botella" para relajarme tantito, anduve por ahí gritando "¡¡Ya descorrieron estos cabrones el velo del futuro del son jarocho!! ¡¡Ahora sí que se ve hacia adelante!!". El Amanecer que grabaron en su disco no es ni la mitad del que tocaron ese día. Lo que critico es la manera como el público neófito ha entendido estas creaciones, encasillándolas en la fácil definición de "canciones". Y ahí es donde veo el parecido con el fenómeno "cincuentero" de Lino Chávez, o la Bamba de Los Lobos. Me confieso "charolera de restorán". Parte de mi supervivencia básica viene de ahí. Y hace dos meses, al ver los instrumentos jarochos, un cliente nos pidió "el mundo se va a acabar". Nosotros no tenemos ese son guajiro en nuestro repertorio (hay muchas maneras distintas de ser "purista", yo también tengo la mía, je je) pero, pensando en que el cliente era admirador de Mono Blanco, y queriendo complacerlos (a él y a Gilberto) tocamos un Chuchumbé, y después un Gallo. Dicho cliente ni los reconoció. No conoce las grabaciones anteriores de Mono Blanco. Quedé tratando de imaginarme cómo ve él "el mundo se va a acabar", en qué entorno, en dónde la encasilla... si él sabía el trabajo de rescate y revitalización que Mono Blanco (Juan Pascoe y Gilberto) hizo con Arcadio Hidalgo y Andrés Vega, antes de empezar a crear... Para los "nuevitos" (de diez años para acá) alrededor del Movimiento Jaranero, pueden ver una "discografía base", anterior a este movimiento, en la sección Discografía, apartado de Son Jarocho, en esta misma página. Son grabaciones de campo, buen muestrario de lo que ocurría en Sotavento, en un periodo en que esta zona estaba lejos de los "top hits". Considero que, a través de estas grabaciones, podemos tener una idea de la real diversidad en la zona (y que se sigue dando, sólo que pocos "contempladores del son" van a los ranchos para darse cuenta, o hablan con los jaraneros "espurios"). Espero que mis "contertulios" que conozcan otras grabaciones similares, completen esta listita. Traten de buscarlos en catálogo, algunos todavía existen, Pentagrama tiene página en internet. Y si alguien tiene interés en escucharlos, y se le dificulta conseguir algunos, se puede poner en contacto conmigo, y veremos la forma de hacerle llegar una copia (piratería documental, ja ja). Están en orden cronológico (de edición).
Ana Zarina Palafox Méndez
Febrero de 2003